Friday, December 01, 2006

Entrevista a Adrián Canale en Página 12

La naturaleza nos recuerda que existen ciclos vitales

El título de la obra, sencillo pero con resonancias, fue tomado del libro de recetas de Bach, donde –apunta el director– “hay otros muy llamativos y poéticos, como Remedios para calmar la angustia del momento”. Egresado de la ex EMAD (Escuela Municipal de Arte Dramático) y con estudios de perfeccionamiento, Canale participó como actor, director y asistente de dirección en varias puestas: en versiones de Historia tendenciosa de la clase media argentina y La excepción y la regla, Maratón, La tempestad (que dirigió Lluìs Pasqual) y en La forma perfecta, El detective y la niña sonámbula y El suicidio. Con algunos integrantes del hoy Puerta Roja: La cruzada de los niños (que realizó giras por provincias y España); Entomología forense, En cuanto a la emoción, Servir, La bruma y Parece algo muy simple. Es una constante de este equipo concretar sus trabajos con materiales extraídos de la literatura, “menos pretenciosos que esas obras que se inspiran en grandes teorías y que, cuando uno las ve, se frustra, porque no hay nada de eso”. En opinión de Canale, la dramaturgia resulta más libre cuando nace de la literatura y la poesía, sobre todo cuando la anécdota debe adecuarse a un tiempo real, pues “la peripecia dramática de Remedios... comienza a la tardecita y finaliza cuando ya es noche, cruzando textos y utilizando luz natural”.–Y en un lugar donde la naturaleza coexiste con el dolor...–Pero dentro de un mecanismo de ida y vuelta. Estas mujeres tienen temperamentos opuestos. Una es muy vital y la otra está pasando por un mal momento. Los textos de Lamborghini se acercan a la personalidad de Leonor y los de Uhart, al personaje más optimista

–¿Qué posibilidades le ofrece este contrapunto?

–El motivo en esta historia es hallar una razón para sentirse vivo. Violeta es de esas personas que aman las plantas y las cuidan, como cuida a su amiga, asaltada por pensamientos oscuros. La obra va en busca de ese lugar vital, también el del espectador, a quien al final de la función, convidamos con las uvas de la parra. Violeta se siente agradecida en ese jardín. Ella se apropia de los relatos de Hebe: El budín esponjoso, Camilo asciende y Guiando la hiedra.

–¿Qué tipo de teatro domina hoy en el circuito alternativo?

Se exige hacer un teatro en el que domine la actuación seca, una moda que viene desde afuera, de un estilo que gusta en los festivales internacionales. Está conectada con la búsqueda de premios y el deseo de participar de esos encuentros. Nosotros, como grupo, tratamos de no darle importancia a esas exigencias. Nos interesa más la narración simple. En los ’80, un espectáculo de texto parecía antiguo, y hoy es lo contrario.–En el teatro y en el cine las confesiones de mujeres suelen darse en lugares de espera o muy domésticos, una peluquería, una cocina...

¿Por qué eligió ese espacio entre plantas?

La naturaleza nos recuerda que existen ciclos vitales, y en esta obra se desarrolla un ciclo. A mí no me interesaban las plantas, pero a mi mujer sí, y me encantó descubrirlas a partir de ella.